miércoles, 13 de abril de 2011

LA QUEILOPLASTIA Y SUS CONSECUENCIAS NEFASTAS DE UNOS LABIOS ARTIFICIALES-TODO SOBRE SALUD Y ENFERMEDADES

TODO SOBRE SALUD Y ENFERMEDADES

LA QUEILOPLASTIA Y SUS CONSECUENCIAS NEFASTAS DE UNOS
LABIOS ARTIFICIALES


La silicona de antaño les ha provocado quistes y ahora se meten en quirófano para quitarla. Los nuevos materiales empleados se reabsorben para evitar las nefastas secuelas, en ocasiones irreversibles...

La batalla contra la naturaleza está perdida, pero, no conformes con lo que ésta les dio en su día, hay quienes buscan en la Medicina un paréntesis en el tiempo y, a lo que ya se ha convertido en un clásico, como son los implantes de pecho, se suma también el rejuvenecimiento facial. Dentro de la cultura «ing» (léase peeling, lifting y un largo etcétera), también se puede elegir aumentar el grosor de los labios y eliminar el delatador código de barras.

Según explican los expertos, detallar el número de intervenciones que se realizan cada año en España es incluso más complicado que con los senos, ya que en estos últimos se pueden hacer cálculos aproximados siguiendo el número de ventas de prótesis de los fabricantes. «Cifras que no pueden obtenerse con los labios», explica Ezequiel Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Estética y Reparadora (Secpre).

Según dice este especialista «la demanda está bajando debido a que los ejemplos que salen públicamente no son precisamente atractivos». Sin embargo, para el cirujano plástico José Díaz Torres está ocurriendo justo lo contrario. «Se ha producido un aumento porque los productos que existen hoy en día se reabsorben en un periodo de seis meses a un año, por lo que si la paciente no está conforme, sabe que en un tiempo desaparecerá y no dejará secuelas».

No es algo nuevo. La moda de «ponerse labios» comenzó hace unos 10 o 15 años, por dos motivos principales: «que eran labios demasiado finos, o bien que con la edad se pierde dentadura y encías y el labio se mete hacia dentro», afirma José Vilar Sancho, cirujano y miembro de la International Society of Aesthetic-Plastic Surgery, quien añade que «desgraciadamente, durante muchos años los materiales que se empleaban no se reabsorbían, por lo que se endurecían y enquistaban».

Es lo que ocurría con los llamados biopolímeros o silicona y materiales derivados. En estos casos, la solución que buscaban las arrepentidas era quitarlo. El proceso lo explica Vilar Sancho: «Se hace una extirpación de una cuña del labio para reducirlo. Es como si a una naranja le quitamos un gajo. Se realiza en la parte interna del labio y se quita el material que se inyectó». Los expertos advierten de que «la silicona líquida no ha sido aprobada tampoco por la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios».

Aumento con músculo
Erradicada la nefasta moda de la silicona, lo que se lleva ahora bien podría llamarse técnicas «quita y pon», esto es, cambiar de lugar una pequeña zona del cuerpo para colocarla en la boca. Por ejemplo, el músculo esternocleidomastoideo (ubicado en la zona lateral del cuello). Un grupo de científicos estadounidenses ha desarrollado esta nueva técnica de larga duración, basada en el uso de injertos del músculo en cuestión y del tejido conjuntivo que lo recubre.

Según indica el investigador principal del trabajo, Anurag Agarwal, «se realiza una incisión detrás de la oreja, encima del nacimiento del pelo (técnica empleada de forma habitual para llevar a cabo un estiramiento de cuello). Se toma una pequeña muestra, una tira de músculo y tejido conjuntivo de la parte superior del cuello. Se puede coger la cantidad de músculo deseada en función del aumento que queramos lograr. Posteriormente, se practica una pequeña incisión en la comisura de cada lado de la boca y se introduce una cánula bajo la piel, donde se inserta la tira de esternocleidomastoideo extraído».

Los expertos analizaron los resultados de 25 pacientes que se sometieron a esta intervención. Dos años más tarde, se percataron de que la zona rosada de los labios había aumentado cerca del 24 por ciento y el perfil entre 0,90 y 0,99 milímetros. El estudio se publica en «Archives of Facial Plastic Surgery»,y, tal y como remarca Agarwal, «el esternocleidomastoideo (SCM) es un músculo grande y quitar una pequeña porción no tiene ningún impacto cosmético o funcional».

Ahora bien, no todo el mundo puede someterse a esta intervención. «No está indicado en pacientes que tengan una cicatriz extensa en el labio debido a un trauma previo o para reparar el labio leporino». Para el cirujano oral y maxilofacial José María Díaz Torres, «todavía no lo he visto. Aunque en cirugía plástica movilizamos muchos tipos de tejidos. Hubo una época en la que el aumento se hacía con las venas de la nariz, el surco nasogeniano (los surcos que descienden hacia la comisura de los labios). También se empleó colágeno bovino, aunque con la alarma desatada por la enfermedad esponjiforme bovina (vacas locas) dejó de utilizarse. Así que ésta es otra técnica más».

De la barriga a la boca
Para este cirujano, las que mejor resultados proporcionan son las intervenciones realizadas con injertos de la grasa del propio paciente y con productos temporales, como el ácido hialurónico».

En la primera, la grasa se puede obtener mediante liposucción de cualquier parte del cuerpo en la que exista suficiente cúmulo de grasa y posteriormente se utiliza para rellenar los labios. «Es una técnica que empezó a utilizarse hace unos dos años», puntualiza Vilar Sancho. Normalmente se extrae del muslo, abdomen, de la antiestética papada o del ombligo. Este profesional añade que «la liposucción se realiza en quirófano, pero en lugar de un liposuctor, lo que se emplea es una jeringuilla. Se extraen unos centímetros cúbicos, después se centrifugan para quitar la sangre y se inyectan granito a granito los adipocitos con una aguja en la zona».

De esta manera la grasa extraída estará en contacto directo con los tejidos adyacentes, facilitará una integración rápida y la grasa permanecerá en su lugar. El efecto, sobre todo en la parte inferior del labio (debajo de la mucosa en el interior de la boca), es que lo empuja hacia fuera y así se ve más lleno y visiblemente más grande.

Según Fabio Massimo Abenavoli, director del Centro de Medicina Antiedad y Estética (Amici) de Roma y cirujano del Hospital San Pietro Fatebenefratelli de la misma ciudad, «lo considero una técnica óptima, porque no añade sustancias extrañas, favorece el rejuvenecimiento de la piel y dura varios años. Además, el efecto que se obtiene es muy natural y no tiene contraindicaciones».

Los años no sólo pesan, sino que van agotando aquello de lo que estamos compuestos. Es el caso del ácido hialurónico, una molécula presente de forma natural que tiene la capacidad de absorber y retener grandes cantidades de agua en la piel. De jóvenes estamos provistos de una gran cantidad, pero a partir de los 40 años su producción se reduce a la mitad, y a los 60, apenas llega al 10 por ciento. Por ello, según explica Abenavoli, «el ácido hialurónico de nueva generación es el más utilizado, ya que es sintético y dura hasta un año».

Otro factor importantes, es que «no se ha demostrado que produzca alergia, porque se obtiene por ingeniería genética», añade Díaz Torres. Con una aguja fina y estéril, se realizan pequeñas infiltraciones en el labio, en un tratamiento que apenas dura 30 minutos. Esta intervención no requiere pasar por quirófano, sino que se puede llevar a cabo en la consulta del médico. Es importante destacar que «el ácido hialurónico se reabsorbe en un 80 por ciento, mientras que la grasa se reabsorbe sólo en un 50 por ciento, lo que significa que el resto se queda en los labios», especifica el cirujano.

No obstante, y pese a la sencillez del procedimiento, hay quienes no pueden utilizarlo. De hecho, «los diabéticos, por ejemplo, deben tener mucho más cuidado para no sufrir una descompensación. Tampoco debe ser intervenido un individuo que esté tomando antiinflamatorios, ya que puede reabsorberse antes el producto. Y si se tiene un herpes labial, también habrá que esperar», concluye Vilar Sancho.

Lifting
Otra opción es eliminar un poco de piel en forma de cuña justo debajo de la nariz, se juntan los bordes y se cierran. Es el llamado lifting, que hace que el labio suba enseñando más la parte interna del mismo.

La mucosa labial se concentra en la parte interna, consiguiendo el aumento y efecto lifting del labio. Esta práctica acorta el labio y por este motivo sólo se puede realizar en las personas que mantienen un grosor suficiente.

En la farmacia
Si lo que falta es valor para enfrentarse a la aguja o al bolsillo, se puede recurrir a la opción más económica, aunque no tan llamativa: los brillos y lápices labiales que, supuestamente, brindan unos labios carnosos. Pero hay que tener cuidado, pues no todos cumplen lo que prometen y algunos pueden provocar irritaciones. Los expertos avisan de que los que contienen niacina, canela, cafeína o menta pueden producir un efecto de hinchazón temporal, porque dilatan los vasos sanguíneos.