TODO SOBRE SALUD Y ENFERMEDADES
Cómo afecta la llegada de hijos a la pareja
Tener un hijo es la decisión más importante que puede tomar una pareja. Esta decisión puede quedar supeditada para algunas parejas a una serie de factores que les pueden hacer dudar, como es una situación laboral inestable, unas expectativas económicas determinadas o el temor al cambio de vida...
Las parejas deben saber cuál es el momento adecuado para tener ese hijo y estar preparadas para los cambios que producirá en sus vidas. Deben hacerse a la idea de que ser padres significa ser los responsables de una nueva vida, que precisa tanto de cuidados físicos como educación, protección, etc. Y que para ello es necesario dedicarle tiempo y paciencia.
Desde un punto de vista médico la mejor edad para que una mujer se quede embarazada es la comprendida entre los veinte y los treinta años, que es cuando alcanza la madurez física y biológica. Sin embargo, esta edad contrasta con la situación laboral y económica de la mayoría de las parejas. Hoy día, la mayoría de las parejas se convierten en padres a partir de los treinta años y cada vez hay más mujeres que llegan a tener su primer embarazo a los cuarenta años.
Durante el embarazo
La mujer experimenta cambios tanto físicos como emocionales durante el embarazo. El cansancio, la preocupación por la salud del futuro bebé, el temor al parto y el hecho de perder la libertad hacen que se encuentre especialmente sensible y con continuos cambios de humor. Todo ello hace que sea habitual que en este periodo se produzcan tensiones en la pareja que tiene que adaptarse a una nueva situación.
El embarazo hace que la pareja modifique determinadas conductas. Conforme avanza el embarazo el cansancio es más acusado en la mujer, por lo que la pareja se verá limitada en cuanto viajes, vida social etc.
La llegada del bebé
Con la llegada del bebé surge la evidencia de que nada volverá a ser como antes, la transición de pareja a familia ya es una realidad y frente a la alegría y satisfacción que produce tener un bebé en casa, está el cansancio y las malas noches. Esto, unido a los cuidados y atenciones que necesita durante todo el día, hace que la relación de pareja quede relegada a un segundo lugar.
Para que la relación de pareja no se vea afectada es necesario encontrar tiempo para estar juntos. Deben compartir el cuidado del bebé para que la madre no llegue a un cansancio extremo y sólo desee irse a dormir cuando acabe el día.
Por otro lado, es aconsejable buscar quien ayude; abuelos, hermanos, personas total confianza para que la pareja pueda salir una noche a cenar, al cine, con los amigos, etc. ya que es importante que encuentren momentos de distracción y que puedan estar juntos.
El papel del padre
Aunque con frecuencia se dice que en las primeras semanas la relación del padre con el bebé no es muy directa, esto no es del todo cierto ya que dependerá de la forma en que el padre entienda la paternidad. Hay padres que deciden compartir las tareas del cuidado de su bebé desde el principio, dándoles el biberón, cambiando los pañales, bañándolo, etc.
Esta implicación en la vida del recién nacido desde el principio favorecerá la relación futura con su hijo y beneficiará a la mujer enormemente pues no recaerá sobre ella toda la carga del cuidado del bebé, estrechándose la relación de la pareja con un proyecto en común.
Sin embargo, cuando esto no ocurre y el padre se desentiende por completo del cuidado del recién nacido, se suele producir el efecto contrario provocando un distanciamiento en la pareja.
Las relaciones sexuales también se verán afectadas en la última etapa del embarazo y será necesario adaptarse a los cambios que sufre el cuerpo de la mujer.
Por encima de estos cambios, las parejas generalmente lo viven con ilusión y felicidad y en la mayoría de los casos une aún más a la pareja. Ambos comienzan una experiencia nueva, la de ser padres y en torno a ello infinidad de interrogantes, ¿seremos buenos padres?, ¿podremos darle todo lo que necesita?, etc.
Lo importante es que cuando nazca el bebé ellos puedan ofrecerle todo lo que necesita, no sólo en sentido físico, sino sobre todo en cuanto al afecto y el equilibrio emocional y familiar, y que pueda así desarrollarse en las mejores condiciones posibles.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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Etiquetas: VIVIR EN PAREJA