TODO SOBRE SALUD Y ENFERMEDADES
EL GATEO DEL BEBÉ
Si ha llegado el momento en el que tu bebé ya no quiere permanecer tumbado, ayúdale a comenzar el gateo. La edad en que son capaces de hacerlo varía, pero puede ser desde los 7-8 meses o incluso más tarde o temprano, pero los beneficios son iguales y muchos.
Además del obvio beneficio que es la coordinación motriz -que ambos hemisferios del cerebro contribuyan movilizando el lado contrario del cuerpo-, y que repercute en el mejor desempeño de algunas cuestiones intelectuales y físicas, el gateo tiene beneficios a futuro, como lo son la práctica de deportes o la lectura con menos dificultad.
Cuando los bebés quieren alcanzar un objeto de su interés, el esfuerzo de gatear les ayuda a desarrollar la coordinación entre el ojo y la mano. Por ello, el gateo es fundamental o muy importante en operaciones cerebrales más sofisticadas, como lectura y la escritura.
También ayuda a sentar las bases del proceso de lateralización, que es la dominación del campo donde se mueve el pequeño, llevando a cabo cálculos para alcanzar, jalar, observar y medir distancias según la visión periférica y por supuesto, auditiva, esto se sigue perfeccionando hasta los 6 años.
Otra cuestión importante es que el gateo puede significar el primer paso hacia la independencia del bebé. Ellos se sienten más seguros al poderse desplazar por sí mismos, toman sus primeras decisiones como ir o regresar por algo, buscar a mamá o atreverse a explorar lo desconocido, lo que favorece su autoestima al alcanzar pequeños-grandes logros.
Su cuerpecito se ve fortalecido, le prepara mejor para prevenir golpes y caídas, los reflejos mejoran al tener idea de lo que es lejos-cerca, alto-bajo y medirse a sí mismos según los espacios en los que viven, también se desarrolla con más precisión los movimientos finos de muñecas y manos al calcular mejor con la vista ayudado de su nueva visión. Así, los juegos de meter-sacar, colocar piezas y otros son pan comido para ellos.
Ahora que si el bebé no gatea, nunca es tarde para ello. Se le puede insistir sin presionarle. Hay varios ejercicios, pero de los más sencillos y efectivos es enredar una toalla para que quede de forma cilíndrica -si no se tiene un cojín con estas características-, luego colocárselo debajo de la pelvis para que levante las piernas y dejar que se apoye bien con los brazos. Se sentirá cómodo y no hará mucho esfuerzo; poco a poco, se impulsará solo. Mientras colócalo en el piso, su necesidad de moverse lo hará encontrar una forma de desplazarse.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
EL GATEO DEL BEBÉ-TODO SOBRE SALUD Y ENFERMEDADES
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